

A nivel histórico, si bien los pueblos aborígenes lo denominaban “Welen” que significa dolor, tristeza o melancolía en mapudungun, hoy en día dicho término del cerro proviene de la fecha en que Pedro de Valdivia se hizo propietario del mismo, allá por el año 1540, día en que se conmemora a Santa Lucía de Siracusa.
A pesar de haber pasado por varios situaciones, el Cerro Santa Lucía llegado el siglo XX, pasó a formar parte de un inmenso proyecto con intención de mejorar las instalaciones urbanas de Santiago de Chile con el único motivo de celebrar el Centenario de la República de 1910, por lo que el cerro recibió innovadores trabajos como la construcción de Acceso Monumental por Alameda en el año 1903.
Y como modo de tradición, desde el año 1825, se suele lanzar una salva de cañón desde el pico del cerro con el fin de anunciar el mediodía. Veréis que en el lateral sur del Cerro Santa María en Chile se presenta un gran monumento que se trata de una piedra de unos 2 metros de altura, donde está escrito un párrafo de la carta que envió Pedro de Valdivia al Emperador Carlos V durante el año 1545. Ella relata las bondades de la nueva tierra conquistada que dice lo siguiente:
“Para que haga saber a los mercaderes y gentes que se quiesen venir a avecindar que vengan; porque esta tierra es tal que para vivir en ella y perpetuarse, no la hay mejor en el mundo, dígolo porque es muy llana. Sanísima de mucho contento; tiene cuatro meses de invierno no más que ellos si no es cuando hace cuarto la luna que llueve un día o dos todos los demás hacen tan lindos soles que no hay para que llegarse al fuego, el verano es tan templado y corren tan deleitosos aires que todo el día se puede el hombre andar al sol que no le es importuno. Es la más abundante de pasto y sementeras y para darse todo género de ganado y plantas que se puede pintar mucha e muy linda madera para hacer casas infinidad otra de leña para servicio dellas y las minas riquísimas de oro e toda la tierra está llena dello y donde quieran que quisieren sacarlo allí hallaran en que sembrar y con que edificar. Y agua. Leña y yerba para sus ganados, que parece la crió Dios a posta para poderlo tener todo a la mano”.
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